Además, colmados y cualquier otro establecimiento no autorizado, quedará excluido del mercado de este tipo de productos. Si alguno fuera sorprendido vendiendo estimulantes a un hombre de cualquier edad, sin que lo ordene el médico, se procederá al cierre del establecimiento y al propietario le será suspendida la licencia, patente o permiso que le autoriza a operar el negocio.
La advertencia sobre la necesaria prescripción debe ser visible en la publicidad y literatura del fármaco. Si se infringiera tal normativa, el medio y el laboratorio pagarían las consecuencias del mismo modo que lo haría un colmado o un colmadón. El presupuesto nacional se encargará de asignar al Ministerio de Salud Pública los recursos que exija la aplicación de la ley.
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