DON GREGORIO, BANÍ. A las 4:50 a.m. de domingo a viernes, la alarma de su celular despierta al ex pelotero Wilton Guerrero, que 20 minutos más tarde comienza a dirigir la jornada de oración matutina en la Iglesia Arca de Salvación Senda Antigua Número Cinco de aquí antes de dar inicio a la primera sesión (6:15 a.m.-9:00 a.m.) de trabajo con un grupo de adolescentes en el que sobresale un sobrino suyo, quien en julio proyecta recibir el bono más alto entre los prospectos dominicanos en el año fiscal 2015-2016.
Wilton tiene una década entrenando a Vladimir Guerrero Ramos, Vladi Junior o El Negro, el hijo mayor del ex guardabosque y bateador designado de Expos, Angelinos, Texas y Orioles, de quien las “malas lenguas” dicen tiene apalabreado un bono que supera los US$4.5 millones con los Azulejos de Toronto, aunque sus allegados rehusan hablar del tema.
Nacido en Montreal el 16 de marzo de 1999, y criado entre dugouts de las Grandes Ligas con visitas a Juegos de Estrellas incluidas, Vladi hijo asegura que nunca le ha pasado por la cabeza hacer otra cosa de adulto que no sea jugar béisbol, y ni siquiera en sus consolas (Play Station, Wii, Xbox, Etc.) incluye juegos ajenos a este deporte, así como que a la hora de encender la TV su primera opción es ver un partido. Acaba de parar los estudios en octavo curso, y el aprendizaje del inglés lo ha dejado “para cuando esté en la academia”.
“Escauteando nunca vi un talento igual. Se habla de Miguel Ángel Sanó, pero él tiene más potencial que Miguel Sanó, ya ustedes verán”, dice entre risas Wilton, quien por nueve años “peinaba” el país como cazatalentos de los Dodgers, pero el tiempo que le absorbía le dejaba poco espacio para el programa de béisbol, y su ministerio evangelístico que incluye el canto, ministración y visitas a las cárceles.
“Vladi (padre) no empezó con ese arrastre tan temprano, es un muchacho con mucho talento, más que el papá cuando tenía esa edad. Las cosas están buscando la genética”, agregó el ex Dodgers, Expos, Rojos y Kansas.
Sanó firmó por US$3.1 millones en 2009, pero el récord de dinero entregado en el país es de Nomar Mazara (US$4.95 MM en 2011).
El poder de su bate ya ha creado leyendas urbanas. Dicen que ha enviado pelotas a 490 pies y que otras han volado árboles con la altura de torres de estadios. Sea cierto o no, el bate es su principal activo, tanto la capacidad para hacer contacto como la fuerza, revelan reportes de escuchas.
Nacido en cuna de oro, un año después del contrato de US$30 millones de su progenitor, la figura paterna no se despega de Vladi hijo, quien se desplaza en un moderno Jeep rojo con el número 27 hasta en los aros y su pelo lo ajusta a los rolos tipo curley de Vlad, un bateador de .318 de por vida (el más alto entre dominicanos).
El rap en inglés y español a un volumen moderado acompaña sus recorridos en una comunidad en la que el peso de su familia se siente en cada esquina, desde comercios instalados hasta iglesias construidas.
Una vez terminada la primera sesión, hay una pausa de cuatro horas para descansar, porque en pleno sol de la una de la tarde (hasta las 4:00 p.m.) toca batear y jugar defensa. Su madre reside en Santiago, y la visita los fines de semana, pero ha vivido con su abuela paterna desde que tenía cinco meses.
“Sion (bendición) tío”, dice Vladi hijo a Wilton antes de saludar uno por uno a una docena de compañeros, entrenadores y un equipo de DL cuando ingresa al estadio.
Liceísta y con Giancarlo Stanton como su pelotero de la actualidad, su rutina le obliga acostarse a las 10:00 p.m. para estar en el terreno a las 6:00 a.m.
Albert Pujols, Manny Ramírez, Miguel Cabrera y David Ortiz figuran en la extensa lista de consejeros que ha tenido en su corta vida.
“Yo aspiro a ser mejor que él (que su padre), se lo he dicho a él. Dios me dio esto (talento), y esto es lo que tengo que hacer”, dice Vladi hijo, quien asegura que los consejos que tiene tatuado de su padre son: “no ser malcriado y no quitarle el ojo a la pelota”. Con brackets en su dentatura y cadena sobre su cuello, la tercera base es su posición favorita, pero se proyecta ser un jugador de las esquinas en los jardines o la inicial.
Además de la canadiense y la dominicana ostenta la nacionalidad estadounidense, lo que agilizará el proceso de depuración una vez su contrato llegue a la oficina de la Major League Baseball.
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