martes, 31 de enero de 2017

La química del amor: una droga muy potente


El amor romántico es tan fuerte como el impulso de ingerir alimentos o tener sed: se puede controlar en las primeras etapas, pero una vez activado es difícil contenerlo.Los compuestos químicos que segregamos cuando sentimos amor pueden ser más adictivos que una droga. Estudios sostienen que este sentimiento hace el mismo efecto al organismo humano que una dosis de cocaína.El amor es una de las sensaciones más extraordinarias que puede disfrutar el ser humano. Pero, ¿te han partido el alma alguna vez? ¿Te han roto el corazón a pedacitos? 
La química del amor es capaz de hacerte sentir en pleno subidón, hacerte sufrir un bajón o hacerte sentir el mono por alguien. Que el amor es como una droga es totalmente cierto, y tiene ciertos efectos secundarios realmente curiosos. 
Tal y como señala un estudio del Colegio de Medicina Albert Einstein, cuando el amor se rompe, igual que cuando una persona es adicta a la droga, las consecuencias de la adicción son tan fuertes que pueden desembocar en graves conductas depresivas y obsesivas. 

El amor libera dopamina, serotonina y oxitocina; por eso, que cuando nos enamoramos nos sentimos excitados, llenos de energía y nuestra percepción de la vida es magnífica. Pero los neuroquímicos del enamoramiento vienen a chorros y al cabo del tiempo, al igual que pasa cuando alguien consume drogas durante un período largo de tiempo, llega la tolerancia o lo que comúnmente se conoce como habituación. 

Cuando la cascada química desciende, hay muchas personas que lo interpretan como una pérdida de amor, pero lo que realmente sucede, es que los receptores neuronales ya se han acostumbrado a ese exceso de flujo químico, y el enamorado necesita aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo. Eso puede convertir una fluctuación natural en una crisis, y puede llegar la bonita frase: “Ya no siento lo mismo”. Pero dejar una relación no siempre es tan simple.

El cerebro necesita un proceso de recuperación para volver a los niveles normales de flujo químico, y hace falta dejar pasar el tiempo para recuperar la estabilidad. Un amor no correspondido causa reacciones químicas en el cerebro que pueden llevar a un enamorado al borde de la obsesión y la depresión.

Un abrazo vale más que mil palabras

La cascada química puede hacernos perder la razón, pero, ¿por qué ocurre esto? 
Neurólogos expertos como Gareth Leng, creen que la oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción. 

La hormona que actúa “cambiando las conexiones” de los miles de millones de circuitos neuronales, es conocida como la hormona de la confianza o de los abrazos y se libera en cantidades grandes durante el orgasmo y en cantidades más pequeñas cuando te toman de la mano.

La oxitocina es una sustancia endógena (segregada por el cuerpo) y actúa como una droga (sustancia exógena introducida en el cuerpo desde el exterior), liberando transmisores como la dopamina, la noradrenalina (norepirefrina) o la serotonina. 

Estos neurotransmisores permiten la inundar el cerebro de feniletilamina. Este compuesto químico es de la familia de las anfetaminas, y tiene una duración en el cerebro de unos 4 años según la teoría de Donald F. Klein y Michael Lebowitz surgida en la década de los 80. El chocolate es rico en este compuesto, por eso es habitual que durante el “mal de amores” se consuman cantidades excesivas.

Así cuando una pareja se abraza crea confianza y seguridad entre ambos, se reducen los sentimientos de enojo y apatía; además de favorecer la felicidad y mejorar el estado de ánimo al elevar la serotonina. También es una terapia ideal para reducir la depresión, la soledad, la ansiedad y el estrés. 

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