lunes, 30 de marzo de 2015

Una Carta a un Funcionario Cualquiera, un Día Cualquiera, en una Ciudad Cualquiera


Hola, quiero escribirle esta Correspondencia a usted a quien admiraba como profesional de la Salud, persona con dulce voz, persona que convencía a una que otra persona.

Cuando grande es saber que esa admiración hacia usted como profesional cambio en el momento mismo que ocupo una posición Legislativa, se convirtió en alguien que no perdona a sus rivales.

Usted avasalla y cuando no puedo lograr las cosas las arrebata, utiliza miles de artilugios, llora y es capaz de las cosas más inverosímil que una persona se pueda imaginar.

Va por esos caminos en materia política como un huracán que destruye todo a su paso, y hay de aquel que no esté a su favor.

Yo he recibido de esos vientos huracanados que usted va dejando a su paso, he tratado de resistir sus intrigas.

Hoy estoy en un lugar donde realizo mi trabajo con honestidad a toda prueba, no tengo nada, solo lo que he logrado con mi esfuerzo y dedicación al llegar a San Pedro de Macorís, proveniente de una Comunidad Cañera.

Usted olvida fácilmente cuando hace daño, pero no cuando alguien, no le favorece con un comentario.

Recuerde Señora Funcionaria, todo tiene su Alfa y Omega, el Sol brilla en la mañana y se oscurece en la noche, la Luna Brilla en Ocasiones y pierde su luz también.

Sus agresiones a mi persona de manera indirecta quizás me afecten en lo profesional pero no en lo emocional.

Ando y andaré con mi frente bien en alto.
Usted aspira a una posición más alta, usted quiere ser igual que otra legisladora a quien admiro por ser una luchadora y porque conozco su trayectoria política, aunque no sea Santo de mi devoción.

Pero usted de la forma en que actúa, jamás merecerá mi admiración, la saludare por educación.


Quizás usted logre callarme la boca pero no mis pensamientos.

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