SANTO DOMINGO. La idea de tener una “mejor vida” y la influencia de algunos amigos fueron determinantes para que Claudio Tapia, uno de los seis náufragos que recién fueron rescatados por pescadores en alta mar, decidiera embarcarse en un viaje en yola para llegar a la vecina isla de Puerto Rico.
“Uno se lleva de la gente a veces buscando dizque mejorías, buena vida, cosas que uno no piensa a veces”, narra Tapia, de 28 años, quien permaneció por casi tres días en el mar amarrado al bote que los transportaría hasta la Isla del Encanto, antes de que fuese impactado por una ola que los puso bocabajo.
Tapia, propietario de tres negocios de venta de “chimis”, cuenta que pagó RD$20,000 como adelanto del viaje, que en total le costaría US$2,000 si lograba pisar territorio boricua. Junto a él viajaban otras 22 personas de los que las autoridades han podido localizar a seis.
Según su relato, vio a varios ahogarse mientras intentaban buscar de comer. Otros se desmayaron por los embates del sol y la hambruna. Acompañado de su esposa y su pequeño hijo de un año, Tapia dice intentará salir del país de forma legal, ya que tuvo que “pedirle a Dios y a la Virgen María”, para poder regresar y ser socorrido.
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