SANTO DOMINGO ESTE. Santos Delgado del Carmen, el hombre que el pasado viernes mató a su esposa, su hija, su suegra y una vecina, las llamó a rezar para que a Roberta tuviera un buen viaje, luego una vez en la casa, cerró las puertas con candado y disparó a sus víctimas y luego las apuñaló.
Sin embargo, los vecinos de este no salen del asombro y parecen estar en shock ante la tragedia sucedida por el que hasta hace poco era un hombre que todos calificaban como buen vecino.
Alguno vecinos piensan que la ira de Delgado del Carmen se desató cuando vio sus ilusiones truncadas, su esposa casada por “negocios” con un hombre de Guadalupe al que ni siquiera conoce y ahora llega y se marcha con su hija Yinauri Delgado Cepeda, una estudiante de sexto cuatrimestre de la carrera de psicología en Utesa y que “era la luz de sus ojos”, dijo uno de los vecinos.
La gente cuenta que Santos Delgado llegó en su carro, un Toyota Corolla, negro, placa A349057, lo parqueó frente a su casa, llamó a doña Agripina Cepeda, madre de Roberta Cepeda, su esposa, su vecina Ana Luisa Ventura, las encerró a las cuatro, esposa, hija, suegra y vecina y las mató a balazos y luego las apuñaló y rasgó sus carnes.
“Suegra venga vamos a rezar para que a Roberta le vaya bien en Guadalupe, ya su hija se va” dijo Santos a su suegra antes de cometer el hecho.
Delgado portaba una arma con permiso legal, dijo la Policía, sin embargo, mucho de sus vecinos no sabían lo del arma que tenía desde hace nueve años.
Las versiones son diversas, Negro Sánchez dice que Delgado del Carmen se encontró la pistola en su carro, al parecer a algún pasajero se le quedó y la tenía escondida.
De una cosa si coinciden los vecinos de Delgado del Carmen y es que este estaba consciente de lo que haría, porque antes de convertirse en el asesino de sus cuatro víctimas envió a sus dos hijos más pequeños de 13 y 10 años de edad a comprar alimentos a un colmado de la zona, momento en que aprovechó para cometer el múltiple crimen.
El victimario dijo en el tribunal que le conoció la medida de coerción, que tenía nueve meses viviendo con “grandes problemas en su hogar”, lo que parece ser que lo empujaron a cometer el horrendo hecho de sangre que mantiene consternado a todos los residentes de Villa Esfuerzo.
Ayer, la gente de este sector aun no salía del asombro y todos coinciden en que al hombre callado, apegado a sus hijos se le metió el diablo y acabó con su familia.
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