domingo, 12 de septiembre de 2010

INVACION RELAMPAGO EN UNA ISLA COMPARTIDA


Desde niño he oído decir que los haitianos comen gente, por suerte para los dominicanos esto solo es un decir y una manera de expresar la pobreza y las calamidades que sufren y siempre han sufrido nuestros pobres vecinos, que han padecido tanto como ningún otro pueblo de Latinoamérica.
También desde tiempos remotos se ha utilizado la expresión no compartida que dice que "El negro no es gente".
Esto como una forma despectiva y antihumana por parte de los blancos que siempre se han aprovechado de su atraso social o económico para explotarlos laboralmente.

Esta frase ha causado a través del tiempo en algunos niños/as hijos de blancos acomodados, no solamente dominicanos, sino de todo el mundo donde existe y se le inculca el racismo, traumas psicológicos producidos por este falso complejo de superioridad, donde este niño/a piensa que en cada persona de color oscuro que ve, cree que se lo va a comer.
La historia revela que Haití fue uno de los primeros países que se liberó del yugo opresor y esclavista de los conquistadores. Pero siempre ha sido guiado por dictadores que aprovechan la condición de escasos conocimientos de la mayoría de la población, para oprimirlos y así lograr los beneficios personales de un pequeño grupo determinado sin importarle la suerte de sus gentes.

Claro está, para estos desdichados existe del otro lado de la Isla, la República Dominicana, que ha sido siempre el refugio que le permite sobrevivir aunque sea en la miseria, al vender sus servicios en su condición de mano de obra barata, especialmente en los cañaverales de los Ingenios Azucarero y últimamente en los cultivos agrícola de otros rubros y en las construcciones de proyectos turísticos como obreros.

En una ocasión, la República Dominicana sufrió en carne viva el atraso de los haitianos, quienes en su lucha por sobrevivir invadieron nuestro territorio, logrando establecer su dictadura por espacio de veinte y dos años, una dictadura cruel que todavía tiene su incidencia en el retraso progresista de nosotros los dominicanos.

En tiempos recientes, la presencia de los haitianos en nuestro territorio es alarmante, se calcula según investigaciones de personas autorizadas en la materia como el Jurista Pelegrín Castillo, los periodistas e investigadores Consuelo Despradel y Huchi Lora, así como también mis propias investigaciones, se calcula que más de dos millones de haitianos conviven con nosotros y mas del noventa por ciento de la mano de obra y los trabajos que representan la economía informal la han acaparado los haitianos, al tiempo que se multiplican vertiginosamente, porque todas las mujeres haitianas radicadas legal o ilegal, tienen la encomienda de parir sus hijos aquí para que sean declarados dominicanos, usurpando de esta manera y en combinación con los corruptos dominicanos, los nombres y los apellidos más tradicionales como son:
Juan Santana, Pedro García, Ramón de los Santos, Rafael de la Rosa, Mario Lama, Miguel Diloné entre otros.

Esta es una de las razones por la cual nuestra economía va de mal en peor y una de las causas principales para que el dominicano coma y se eduque menos, ya que por cada plato de comida casi la mitad se la come un haitiano y en las escuelas el gobierno invierte en el desayuno escolar, en butacas y en todos los demás materiales didácticos, la mitad del presupuesto porque el cincuenta por ciento de los estudiantes en algunas regiones del país son haitianos netos.

De seguir así, sin que se tomen medidas contundentes, pronto la nueva forma de invadirnos está a la vuelta de la esquina, con esa estrategia a largo plazo que se ha venido implementando, algunos no nos damos cuenta que pronto no habrá ni un solo dominicano puro y que cada niño que siga naciendo tendrá sangre haitiana y predominarán sus ideas de origen y todas nuestras raíces y tradiciones desaparecerán y cuando vengamos a reaccionar ya será tarde.

Desde hace mucho tiempo, los dominicanos llevamos en hombros a los haitianos, un gran porcentaje de nuestra agricultura se filtra hacia Haití, a parte del consumo de los que aquí habitan. Es notorio también, que en diferentes lugares del país existen comunidades enteras de haitianos donde practican sus raíces en toda su extensión incluyendo su folklore (gagá), tienen también programas de radio y hasta colegios done se aplica la educación haitiana.

Si se quiere mantener nuestro país como se presenta en la historia, como la ciudad primada de América y cuna de la civilización del continente, hay que tomar el control total de la frontera, controlando las migraciones hacia esta parte de la Isla y deportando a todo haitiano o de cualquier otra nacionalidad que no tenga sus documentos al día como se hacen en puerto Rico con los dominicanos y en los demás países del mundo que protegen su nación y aplican con eficiencia las leyes migratorias.

De no ser así, pronto estaremos atrapados en la trampa que nos tienen tendida desde hace mucho tiempo y entonces se convertirán en realidad aquellas falsas palabras que oíamos desde niños, cuando se haya agotado todo y nos estén comiendo a pedazos a nosotros mismos y estemos sufriendo en carne viva, viendo con nuestros propios ojos y sufriendo el dolor con asombro en cada rincón de nuestro cuerpo, al comprobar las viejas palabras que nos asustaban cuando oíamos a alguien decirnos por alguna razón.
-¡”Va a venir un haitiano y te va a comer”!...




Autor.
Prof. Luís Alberto Pérez Ubiera.
cholo-perez@hotmail.com
ftocmilan@hotmail.com

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