Mi nuevo amigo.
Llegue´ a mi casa con la cara risueña
sin poder ocultarla y todo, porque luego de terminado el juego de softbol que
realizamos todos los sábados en la liga
Tony Caro, decidimos irnos a casa de un amigo que vive por el tres y medio,
este amigo y jugador es un fanático del canto y tiene una habilidad increíble
en cuando cocinar.
Al llegar e instalarnos en su
marquesina, comenzó a preparar un karaoke y luego todos los muchachos empezaron
a cantar y a bailar las diferentes pistas que
salían, mi amigo empezó a preparar
un sancocho de cabeza de pescado y unos domplines acompañados de Paco fis.
¡Qué bueno estaba ese sancocho!
Pero la risa mía comenzó cuando ya
nos habíamos tomado par de cervezas presidente y uno que otro pote del
contenido de ron blanco que les gusta a varios de los jugadores entre ellos a
Tony y a Ramón.
Cuando ese vecino de mi amigo entro´
al ser llamado por el micrófono y por su famoso apodo, ahí mismo empecé yo a
reírme, primero por el nombre como fue llamado antes de entrar y luego por su figura
y su simpatía, un señor de unos cincuenta y ocho a sesenta años de edad
aproximadamente. Luego de saludarlo y darle mi nombre, él me dio el suyo también.
Detenidamente me puse a analizar a
este personaje y comentando con mi amigo Soriano le dije:
-Tú puedes estar seguro, que este
hombre tan amigable no es de aquí de San Pedro.
-Es cierto- me contesto´ Soriano-
parece Seybano…
-A mi me parece Cibaeño o de la línea
del Sur, y aparte de eso creo que debe haber sido guardia o policía por sus
jocosidades, su nombre y su físico- le conteste a Soriano.
El tiempo fue pasando y yo sin poder
aguantarme le pregunte´ que de donde era oriundo y cuál era su trabajo, me
contesto´ que era de Villa Tapia, un
pueblo lejano del Cibao central, perteneciente a la provincia Hermanas Mirabal,
que es un capitán pensionado y que había estado de servicio en todos los
pueblos del país como un policía serio y decente de los pocos que han existido,
que se quedo´ viviendo aquí y también me dijo que con ese nombre que me choco´
tanto a mí, lo conocen en el país entero
y que cualquier cosa que necesitemos de él, con sus buenas amistades y
relaciones que ha cosechado en todas las provincias, solo hay que llamarlo…
Tony Caro empezó de nuevo a llamarlo
por el micrófono cuando ya estábamos sirviendo el sancocho y desde entonces no
he dejado de sonreír al recordar ese momento de tertulia y me resuenan al oído
los llamados que se les hacían y que llegaban hasta su casa vecina de donde
estábamos.
-Mama teta,
mama teta…,
por favor venga a comer su sancocho.
Así fue que me dio su nombre y es
llamado y conocido por todos mi nuevo amigo…
Autor: Lic. Luis Alberto Pérez Ubiera
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