Nueva York.- Una mujer estadounidense demandó al Waldorf Astoria de Nueva York, al que reclama 10 millones de dólares para compensarla por los efectos de las picaduras de chinches que sufrió cuando se alojaba en ese lujoso hotel neoyorquino en 2007, publicó hoy el diario New York Post.
Svetlana Tendler, una doctora del estado de Maryland, detalla en los documentos judiciales que sus representantes legales han presentado en un tribunal de Manhattan que la millonaria cantidad que pide al hotel es para compensarla por "la ansiedad, los nervios, la angustia mental y el insomnio" que el incidente le causó.
La demandante, que asegura haber sido "devorada" por las chinches en la habitación que compartía con su familia, asegura que esperó tres años para presentar la demanda porque confiaba en llegar a un acuerdo con el hotel de manera amistosa, algo que no ha ocurrido.
El lujoso establecimiento, situado en la cotizada Park Avenue de Manhattan y que ha servido de alojamiento a importantes personalidades y mandatarios a lo largo de su historia, además de ser uno de los más caros de la Gran Manzana, tuvo que hacer frente ya a dos demandas en 2010, debido también a ataques de chinches.
Según los documentos judiciales, Tendler vio cómo las picaduras de las chinches dejaron su piel "llena de cicatrices, irritada e inflamada, debido a una severa infección" que la hizo tomar cortisona y antibióticos "prolongadamente", lo que a su vez le provocó una "seria foliculitis facial".
Tendler aseguró al medio digital Gothamist que el tratamiento que tuvo que seguir a causa de las picaduras de las chinches fue costoso e incluso planea someterse a una operación de cirugía plástica para retirar las cicatrices que han quedado en su piel.
"Durante los últimos tres años he tratado de recuperarme del incidente de las chinches, de olvidarlo, pero siento que algo muy importante fue arrebatado de mi vida aquella noche. Sentí que las chinches me comían viva", señaló la mujer a ese mismo medio.
Nueva York vio cómo en 2010 las chinches de cama se convertían en una auténtica epidemia que afectó a algunos de sus lugares más emblemáticos, como el Empire State Building o el Lincoln Center, así como a algunas de las tiendas más populares de la Quinta Avenida y salas de cine de Times Square.
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