lunes, 10 de enero de 2011

REFLEJADO EN EL DELIRIO

Transitando por el camino de su propio destino, el hombre de pueblo se encontró de frente con el sueño eterno que lo esperaba tranquilamente sentado a sus pies y a la derecha del borde de su cama.
--¿Estás listo?-- le habló sereno el sueño.
Cabizbajo y triste, el pobre hombre cansado de caminar y de sufrir tanta calamidades, sudoroso y acongojado respondió.

--Antes muéstrame el presente con todo lo que existe--expresó.

El sueño asintió con la cabeza y le corrió la cortina que le impedía ver con claridad la realidad de los pensamientos de aquellos que tienen el control, se acomodó un poco y con gran esfuerzo sus ojos se ensancharon y lo primero que vio fue a niños desnudos, hundidos sus pies en el fango de las cañadas, a ancianos tirados amontonados sin esperanzas, mugrientos y hambrientos sin que nadie se duela de ellos, a enfermos en los hospitales sin médicos y sin medicinas por falta de suministros económicos por parte del estado, a adolescentes sin futuro, empujados al no tener oportunidades a toda clases de vicios producto de las desigualdades.

Pudo ver también, como les quitaban con maltratos sus casas y sus tierras a las personas humildes y si alguien salía en su defensa, era encadenado para que nunca jamás hablara estupideces.
Vio crímenes en las calles, instituciones corruptas, injusticia en los tribunales y abuso de poder en los cuarteles policiales.
Respirando agitadamente, sacudió la cabeza y dijo mal humorado.

--No es justo, muéstrame el futuro.

El sueño sin decir palabras, le señaló el horizonte que se dejaba ver por la ventana del lado izquierdo del cuarto donde se encontraban y pudo ver a lo lejos, ejércitos de hombres desalmado, crueles y a su pueblo encadenado alineado, cogiendo el camino de la humillación, azotados por sus captores los cuales tenían el poder, sin importarle a esos poderosos, que ese mismo pueblo fue quien se lo dio y depositó su confianza en ellos confiando en algo mejor, siendo luego engañado y pisoteado su honor.
Vio también como todo el poder reía y acomodaban las cosas a su favor.
Con el alma angustiada, se le oyó decir desesperado.

--El pasado fue mejor-- le dijo al sueño, quiero transitarlo una vez más.
--Hazlo-- le contestó tranquilo el sueño.

Inmediatamente, anduvo por su niñez y se vio desnudo bañándose en el arroyo junto a los demás niños, vio a sus padres sonriendo, no vio ambiciones ni asechanzas, vio sosiego en cada alma y humildad en los corazones.
Con una leve sonrisa preguntó por última vez.

--¿Qué es lo puro que queda?

El sueño con tristeza le acarició el rostro, cerrándole los ojos con sus dedos y en su mente ya oscura divisó su propio cuerpo gravitando en el espacio, al ver el interior de sí mismo, observó su corazón marchito y a su alrededor millones de corazones sangrantes producto de las injusticias.

El sueño lentamente se fue incorporando y muy preocupado siguió sus pasos discretamente, quedándose nuestro hombre de pueblo sin saber la respuesta ni recordar jamás que él había existido.

Autor: Lic. Luís Alberto Pérez Ubiera.
cholo-perez@hotmail.com

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