viernes, 8 de abril de 2011

El Enigmático Poder Del Amor.


La noche empezaba a despertar y aquellos dos seres que se amaban hasta lo indecible, habían hecho caso omiso al sueño que les tocaba las puertas de los párpados.
Toda la noche la pasaron prodigándose cariño y jurando amarse eternamente, con los rostros humedecidos, como señal de que todo aquello era puro y sublime.
-¡Mi amor yo te amo! – repetía muchas veces aquel que entre suspiros profundos se envolvía en el cuerpo cálido de su amada, que a su vez le devolvía su amor cargado de caricias.
-¡Nunca te olvidaré! – contestaba ella; hasta que la muerte nos separe estaré a tu lado, pero nunca imaginó que las circunstancias de la vida son impredecibles y las sorpresas llegan cuando menos uno las espera, para poner a prueba las jugadas producidas por el destino.
Después de mucho tiempo de vida amorosa y sana...
-Doctor, ¡buen día!; vine para que me haga unos chequeos, porque siento algunas molestias que me preocupan – expresó él .
-¡Como no!, acuéstese aquí – dijo el médico, al momento de colocarle algunos aparatos exploratorios, para luego ordenar los análisis correspondientes. El Urólogo le recetó unos fármacos al tiempo de decir:
-Venga pasado mañana a buscar los resultados para entonces llevar el tratamiento adecuado según lo arrojado.
-Muy bien doctor, hasta la vista.
Se fue a su casa preocupado, pensaba en su amada, no quería irse ahora . Al llegar a su casa, la encontró dormida, se sentó en la cama y le acarició el pelo, la miró profundamente, dos lágrimas brotaron como señal de preocupación.
Dos días pasaron, enterada ella y siempre amorosa lo acompañó a su nueva cita. ¡Se abrió la puerta!...
-Que pase el siguiente se oyó una voz.
-Buen día doctor.
-Buen día, como se ha sentido – contestó el urólogo.
-Muy preocupado, quiero ver los resultados.
El doctor se rascó la cabeza, con la vista baja, metió la mano en la gaveta de su escritorio sacando un sobre que contenía la respuesta.
-Voy a tener que operarlo de la próstata lo antes posible – respondió el médico.
Aquella respuesta le llegó a lo más profundo de sus sentimientos, llamó a su amada y lloró recostando la cabeza en su hombro.
Tanto ella como el doctor fueron solidarios con él , le hablaron con ternura, dándole ánimo.
-Todo va a salir bien- decía el médico, poniéndole la mano en el hombro. Llevado el tratamiento adecuado, llegó el momento decisivo.
Ella cumplió a cabalidad su promesa, siempre a su lado, amándolo cada día más, con un amor tan puro, que produjo la barrera entre la muerte y el deseo de vivir de aquel hombre, que bajo los efectos anestésicos, fue creando en su delirio, no resistir aquella operación, transformándosele todo confuso, desconcertado... , con el alma angustiada y pesados párpados, pudo ver en su imaginación los ojos dulces de su amada, hasta darle forma completa a todo su cálido y siempre deseado cuerpo, el cual acariciaba amorosamente con el pensamiento, la veía bella, temblando de caricias, la besó, la tocó entera .
Era tal la emoción, que de repente en su rostro se dibujó una sonrisa de expresión triste, pero sentía en su interior, aquella felicidad inmensa que experimentan; según dicen, aquellos que nunca vuelven, al saber que se llevaba en su corazón todo el amor puro y esplendoroso de la mujer amada, que pudo darle la satisfacción de soñar al momento de abordar el vehículo que él creyó en esos momentos, lo llevaría por el camino que conduce rumbo hacia el infinito.
Pero al despertar, sus ojos tomaron un brillo intenso al chocar sus pupilas con las de su amada, la cual seguía firme a su lado, prodigándole aquella poderosa fuerza que definitivamente lo llevó a comprender, que aquel amor tan limpio pudo más que la muerte .

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