HATO MAYOR.- La historia campesina dominicana arrastra unas serie de mitos y creencias, que pudieran rayar en los absurdos e inverosímil, dejando dudas que en el tiempo se irán recogiendo para plasmar en el papel o dejarlo soltar a las nubes en las redes sociales.
José Pineda, un campesino que frecuenta el parque nacional Los Haitises, para conocer los ecosistemas y la natura del bosque tropical nos ha asaltado con una rara historia, que en la forma que el narra, cualquiera la puede creer o imaginarse que es una fábula.
Cuenta que hace unos días estuvo cerca del salto de Yanigua, una cascada que por su naturaleza parece que es anfiteatro de agua con gradas adyacentes, ubicada en la sección del mismo nombre al Oeste del agrícola municipio de El Valle, provincia de Hato Mayor, donde entre los arbustos pudo apreciar una figura casi humana, pero parecida a una ave, que caminaba con los pies al dorso, es decir al revés, en vez de alante.
La extraña figura parecida a una mujer salvaje se movía con muchos sigilos entre las enredaderas que circundan el río Yanigua.
A veces, contaba el asustado hombre, la “Ciguapa”, como denominó al extraño ser, se movía como con poderes mágicos.
Era de tez morena, ojos negros profusos, cubierto de hilillos o pelo lacio lustroso y largo, que casi le llegaban a los talones de los pies o patas.
La Ciguapa o mujer de pies adversos como vestimenta solo vestía su larga melena, que al parecer había ido a un salón de belleza, por la soltura de su larga cabellera.
Era un ser melenudo y de una estatura de más de tres pies de estatura con un cuerpo geométrico, parecido a un cono.
Su piel, según el campesino, parecían plumas adornadas, por su gran cantidad de vellos, casi cubrían sus ojos.
“Ella presintió mi presencia y me miraba y hacía ceño que la siguiera”, contó el hombre de campo.
Sus pies o patas, no sabe cómo llamarle, estaban al revés y dejaban huellas adversa al camino que transitaba.
Se veía a un ser viejo, sufrido, como que los años la estaban abandonando.
La extraña criatura fue avistada por el agrícola hombre, pasada las 6:00 de la tarde del pasado lunes, a unos 90 metros al Oeste del salto Yanigua.
Parece que el extraño ser pescaba en las aguas del río Yanigua, porque cargaba bajo una de sus extremidades superiores, varios peces.
“El raro ser nunca me habló ni se quejó, pero emitía aullidos mientras se perdía entre las hileras del oscuro bosque”, contó.
Agregó: “Me sentí extraño, como embrujado ante sus reiteradas miradas, que me invitaban a seguirle”, confió el campesino.
Desde siempre se ha dicho que al salto Yanigua van las Ciguapas a lavarse su larga cabellera y a pescar.
El hombre del campo no aceptó que se le hiciera fotografía, pero habló con tanta certeza y seguridad sobre el avistamiento del extraño ser, que los lectores podría ser una fábula, pero mejor prefiero que se explore la zona, para ver que vestigio se podrían encontrar sobre la existencia del enigmático ser.
HISTORIA
Al decir de las leyendas las ciguapas tienen malas costumbres; estas salen de sus moradas a robar manteca y carne cruda de las cocinas, aunque afirman que les gusta el maíz y otros granos que se siembran en los conucos.
Las leyendas, sin confirmar, reseñan que se han visto a las ciguapas cabalgar por las madrugadas en los llanos de las montañas, y las han descubierto haciendo trenzas en las crines y las colas de los caballos.
Se dice que una ciguapa se atrapa un día de luna creciente con un perro jíbaro y cinqueño.
No obstante, se añade que es preferible dejarlas en paz, pues es tan grande el dolor que sienten en cautiverio, que al final mueren de pena.
Alguna vez se escucho la leyenda de un ser de los bosques llamado ciguapo.
Era este un gallo vuelto de espaldas, con el lomo emplumado y el pecho con senos de mujer.
Cuentan que su grito se asemeja al llanto de un niño, y que esperan terribles infortunios a la persona que se atreve a matar a una de estas aves.
Si usted ve a una ciguapa, nunca la mire a los ojos para que no le embruje con su poder…
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