NUEVA YORK. "El diablo me obligó a asesinar los niños", dijo el psicópata desamparado Daniel St. Hubert, quien acuchilló mortalmente al niño Joshua (PJ) Avitto y dejó grave a la niña Mikayla Capers, en un edificio de Brooklyn donde las víctimas caminaban por un pasillo del edificio en el que vivían.
Después de apuñalar a las víctimas, Hubert, fue a un refugio para desamparados en el mismo condado, donde le confesó a un supervisor que "hice cosas malas".
El empleado del refugio, dijo que Hubert, le aseguró que "el diablo, fue quien me obligó a matar a los niños".
Pero cuando fue arrestado, el miércoles de la semana pasada, rehusó declararse culpable. Los investigadores le preguntaron cómo fueron a parar sus huellas dactilares en uno de los elevadores de un edificio del proyecto de viviendas Boulevar Houses, donde acuchilló a los menores.
"El diablo puso mis huellas allí", respondió el psicópata.
En el momento de su detención, Hubert, estaba comenzando a escribir grafiti en una señal de "Alto", cerca de la casa donde vive su madre en Jamaica (Queens).
Escribió "$KILZZ I´M BK", iniciales de una pandilla conocida como "Boy Kangaroo" (Muchacho del Canguro).
Cuando los policías lo pescaron escribiendo el grafiti, lo arrestaron y lo condujeron a la comisaría, para luego acusarlo por cargos de asesinato e intento de asesinato.
Cuando era sacado del cuartel 90 en camino a la corte, la gente le vociferaba "¡Asesino, te mereces la muerte!", pero el psicópata no se inmutaba.
Fue capturado, cerca de la casa de su mamá, por el seguimiento que dio la policía a las llamadas en su celular.
Se le encontró en posesión de un cuchillo de cocina de 8 pulgadas de largo, similar al utilizado para el brutal ataque contra los niños.
Su madre se ahogó en el 2009, por lo que fue investigado.
También se le investiga por el asesinato de la adolescente Tanaya Grant Copeland de 18 años de edad, en el sector East New York (Brooklyn), con un cuchillo igual al que tenía consigo y por el apuñalamiento al desamparado Kyle Moore de 53 años de edad, la madrugada del miércoles pasado, en una estación de tren en el vecindario de Chelsea en Manhattan.
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