lunes, 30 de septiembre de 2013

Desmantelan fábrica de alcohol y armas cárcel El Seibo

El Seibo.-  Las autoridades judiciales anunciaron el desmantelamiento de una fábrica clandestina de fabricación de alcohol y armas en celdas de la cárcel pública General Pedro Santana de El Seibo, perteneciente al viejo Sistema Penitenciario del país.

Henry Estévez, procurador fiscal de El Seibo, reveló a Atacando.net que al menos 12 cubetas del alcohol de fabricación artesanal conocido como Triculí o Petrinche, fueron descubiertas en las celdas número 6 y 7 del centro penitenciario.

Además, según el representante del ministerio público, se incautaron armas punzantes, confeccionadas con cubiertos y cucharas, que serían utilizadas en refriegas dentro del penal, así como 36 celulares.

En las requisas donde se desmanteló la fábrica de alcohol participó el fiscal Claudio Cordero.

Para fabricar el Petrinche o Clerén, los reos utilizaban como materia prima maíz, arroz y tayota, según se explicó.

Estévez no explicó si la bebida incautada tenía fines comerciales dentro del penal, pero aclaró que es normal que en cárceles del viejo Sistema Penitenciario, los internos fabriquen alcohol para su consume, tras el sistema de envejecimiento del arroz y el maíz, mezclado con azúcar.

Las requisas se hicieron de forma selectiva en las celdas 2, 3, 6 y 7, de donde se tenía informaciones se procesaba el alcohol, se guardaba armas artesanales y se usaban en exceso teléfonos celulares.
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La bebida conocida como Clerén o Triculí, está prohibida venderla en el país por ser dañina a la salud, pero en algunas cárceles y barrios de ciudades del país se fabrica de manera clandestina y hay quienes han hecho riqueza con la venta ilegal de la misma.

El Clerén, Triculí o Petrinche se vende como pan caliente en sectores y campos de San Pedro de Macorís, Hato Mayor, La Romana y El Seibo.
El consumo de Petrinche está asociado al vicio de drogas, según explican las autoridades judiciales.


El Petrinche o Triculí se distribuye en colmados como si fuera azúcar o arroz ante las miradas indiferentes de las autoridades del Ministerio de Salud, que saben del grave daño que representa a la salud humana.

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