lunes, 23 de mayo de 2011
COLERA AZOTA EN SAN PEDRO DE MACORIS
SAN PEDRO DE MACORIS'-Brotes de diarrea y vómito y otros síntomas sospechosos de cólera desatados en empobrecidos barrios de aquí, afectando hasta a nueve personas en una misma casa, mantiene asustados a sus moradores, mientras ha desbordado la capacidad de la Unidad de Cólera del Hospital Regional Antonio Musa, que ayer tenía 18 ingresados y en los últimos dos meses ha atendido a 162 pacientes con síntomas similares.
Sólo en los barrios Punta Pescadora y la Culera, la Junta de Vecinos ha movilizado en busca de asistencia médica a 40 personas en las últimas dos semanas. Situación similar reportan los comunitarios de Barrio Blanco y Canta la Rana, ubicados a orilla del Río Higuamo, y donde las viviendas carecen de las condiciones sanitarias mínimas. Allí nadie tiene letrinas, todos hacen sus necesidades a orilla del río.
Aunque el hospital no reporta ninguna mortalidad por cólera, los vecinos de dichos barrios contabilizan tres. Allí, al igual como ocurre en sectores de la capital, nadie tiene un diagnóstico de cólera, porque a todos se les informa que tienen ameba, pero muy pocos creen la versión.
La lluvía que caía en la mañana de ayer, hacía aun más precario el acceso y las condiciones de vida de los habitantes de Barrio Blanco. Las casas de cartón y hojas de zinc oxidadas y semi destruidas hacían que las goteras interrumpieran a los que estaban dentro de las viviendas.
En una de ellas estaba Juliana Dieter, quien se mantenía acostada en su cama, porque las fuerzas no le permitían levantarse, luego de haber llegado un día antes del hospital donde estuvo ingresada con vómito y una diarrea que era como agua, durante cinco días. A su lado, limpiaba unas cebollas que se habían mojado, su esposo Elpidio de la Rosa, quien había permanecido hospitalizados por dos días con los mismos síntomas.
La estrechez de la casa hace casi imposible la movilización, Juliana cuenta que el domingo pasado amaneció con vómito, con un fuerte dolor de estómago por lo que fue al hospital. Ella contó 15 personas más con sus mismos síntomas. A sus dos niños le dio diarrea, pero menos agresiva.
Barrio BlancoAllí a muchas personas le ha dado, y a los que no, tienen miedo. Jonathan dice que tiene temor, porque su esposa está embarazada y él está sin trabajo. Asegura que de ese barrio han sido hospitalizado por lo menos 18 personas.
Junto a Jonathan, Migry Isabel Bautista y Rosa Julia Batista. se quejan de las condiciones en las que viven. “Mire aquí no tenemos letrinas, nos han ofrecido hacerla pero no cumplen, las necesidades tenemos que hacer en el río.
Un poco más abajo, caminando entre estrechos callejones se llega a Canta la Rana, donde la preocupación es la misma. Los vecinos señalan con facilidad las casas donde hay o ha habido personas sospechosas de cólera. Dicen que los casos son muchos, pero nadie los lleva contados.
En la calle La Culebra vive María Valera, en una casa junto a sus hijos y nietos. La semana pasada nueve de ellos, siete niños y dos adultos, tuvieron que ser hospitalizados con diarrea y vómito.
Más de 40
Adolfo Méndez, presidente de la Junta de Vecinos Facundo Madrigal, de Punta Pescadora, considera como crítica la situación que les afecta, y dice que lo peor que es las autoridades se empeñan en ocultarlo.
Aseguró que de ese sector han movilizado al hospital a 40 personas y hay dos fallecimientos. “ En el Musa nos dicen que es un brote de diarrea o de ameba, no se nos dice la verdad”, lamenta.
Detalla que de la Calle La Culebra han sacado 16 personas con síntomas de cólera, de Los Coquitos, van ocho; de Cangrejito ocho y de la Principal parte atrás, cinco pacientes en las últimas semanas, muchos de ellos en muy malas condiciones.
El hospital
La improvisada unidad de cólera del hospital Antonio Musa fue instalada en el área donde funcionaba el servicio de urgencia. Allí cuentan con insumos desechables, medicamentos, sueros y una alfombra con cloro para limpiarse los pies a la salida, pero el espacio resulta pequeño para la demanda, por lo que los pacientes están hacinados.
Tiene 14 camas, han tenido que habilitar camillas, y algunos pacientes deben ser hidratados con sueros sentados en sillas, ubicadas en medio de las camas. Las mujeres y los niños comparten un mismo espacio, separados por un pasillo.
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