martes, 22 de marzo de 2011

Escolares arriesgan su vida en camión

Por Felivia Mejía
SAN PEDRO DE MACORÍS. Desde las siete de la mañana, “El Fuerte” está encendido para empezar su recorrido por el distrito municipal de Gautier.

A esa hora, los estudiantes están de pie a orillas del pedregoso camino, en el municipio San José de los Llanos, en San Pedro de Macorís, para esperar que pase ese camión. “El Fuerte” es “el autobús escolar” del liceo TV Centro Gautier. Está pintado del mismo color azul de las camisas que uniforman a los alumnos.

La pintura no disimula sus malas condiciones. Este modelo Hino, de 1970, está remendado con todo tipo de hojalata. La cama oxidada no está apta ni para llevar vacas al matadero. No tiene techo, ni asientos. Tampoco tiene agarraderas.

Sin embargo, en la cama se transportan de lunes a viernes casi doscientos estudiantes adolescentes que terminaron la escuela primaria en las comunidades El Coco, La Jengibre, Guayabal, La Ermita Blanca, San José, La Plumita, Victorina, entre otras. Las demás opciones para poder concluir la educación media no son más cómodas. Los muchachos de El Coco, por ejemplo, pudieran caminar 15 kilómetros hasta la escuela. La otra opción es tomar un minibús que cobra 40 pesos -ida y vuelta-.

Yuleisy de los Santos descarta de plano esta última alternativa: “Muchos no consiguen dinero ni para desayunarse, menos para pagar el transporte”. La joven de 17 años lo dice porque los residentes de Gautier son personas muy humildes. Hace más de diez años que sobreviven en condiciones económicas muy precarias, desde que cerraron los ingenios azucareros, que eran su principal fuente de empleo.

“El Fuerte” no arranca hasta que suben los estudiantes de El Coco, la comunidad que está más lejos de Gautier. Cuando ellos llegan al vehículo, ya han caminado poco más de un kilómetro.

Los muchachos ponen una escalera de madera para subir. Los primeros logran ubicarse en los bordes, que les sirven de sostén.

El asiento delantero, en el que se sientan cuatro, está reservado a las que están embarazadas o enfermas. Mario Natera conduce su camión despacio, pero es inevitable que vaya todo el camino remeneándose. “El Fuerte” está débil. El camino pedregoso no le ayuda a estabilizarse. “Todavía no se ha caído el primero. Soy muy cuidadoso con eso. Llevo 20 años transportando a estudiantes”, expresa Natera.

Treinta minutos pasan de las siete cuando Mario hace la primera parada. Se hace tarde. Yerika, de 16 años, ha debido subirse como puede. Una de sus compañeras lleva falda, a pesar de que los maestros le cambiaron el uniforme a pantalón para que pudieran abordar el camión más fácil. Arriba ya suman unos 40.

A los últimos les queda pararse en el centro y agarrarse de la mochila de su compañero.

“Vamos bien hoy. Venga un día que esté lloviendo para que usted vea cómo vamos todo mojados y sucios. Y así se pasa uno toda la clase, con la ropa mojada”, apunta la joven Ángela María Zapata.

Otra parada más. Y otra. En la cama no caben más. Suman casi cien. Entonces los muchachos se acomodan de pie rodeando la parte de afuera del camión.

A las ocho en punto Mario deposita el primer grupo de estudiantes. Mientras Ángela se sacude el polvo de la ropa y de sus zapatos, Mario se estaciona frente al Liceo TV Centro Gautier a esperar las 12:45 para retornar al punto de partida a recoger al segundo grupo, que inicia sus clases a las 2:00 de la tarde.

Un vehículo multiuso

El camión de Mario Natera es autobús escolar de día y ambulancia de noche. Natera dice con mucho orgullo que en su vehículo ha transportado muchas mujeres embarazadas a punto de dar a luz. “Por este camión mucha gente ha salvado su vida, porque pude llevarlos a tiempo a un hospital”.

Natera recibe un pago de 17 mil pesos mensual, de parte del Ministerio de Educación, por manejar ese camión. Por su cuenta corre el gasto del combustible y del arreglo del vehículo. “En el gobierno de mi presidente Leonel Fernández fue que me nombraron como chofer de los estudiantes. Antes yo los transportaba por mi cuenta y los diputados o los síndicos me ayudaban con los gastos”, explica. El transporte es gratis para los estudiantes.

Riesgo

Esteban Castro
Estudiante
Se coge mucho sol, uno casi se marea. El camión es un lío, porque no cabemos todos. Cualquiera se puede caer, es muy peligroso. Es un riesgo. Queremos una guagua para ir más cómodos”.

César Ozuna
Estudiante
Cuando llueve, a veces, no podemos ir para no llegar mojados a la escuela. Nosotros necesitamos un transporte más seguro, y que no se moje”.

Ángela M. Zapata
Estudiante
Pasamos mucho trabajo. A veces el camión se queda y tenemos que caminar. Nadie nos dice nada de que esto va a cambiar. Un día uno se cayó de arriba del camión pero no se hizo nada, por suerte”.

Juan Reyes
Director municipal
Estamos muy preocupados por esa situación. A los muchachos se le mojan los libros, se le ensucia el uniforme. Eso conmueve, uno se siente impotente porque queremos ayudar, pero no contamos con los recursos”.

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