INGENIO QUISQUEYA, SPM. En 1975, tres meses antes de nacer el pequeño Alfonso Efrain Guiliar Soriano, la señora Sofía, enfermera de profesión debía inyectarle suero y otros medicamentos a Andrea Soriano para que su parto no tuviera los mismos contratiempos que sus malestares.
Era el cuarto retoño de Andrea, quien había quedado en embarazo al mismo tiempo que su eterna amiga Norma. Ambas caminaban, asistían al médico y hasta se tiraban al piso juntas a echar un siesta. En ocasiones eran acompañadas de una perra, que al igual que las damas se encontraba en estado de gestación.
Desde ahí queda marcada la historia de Alfonso Soriano, el mismo que hoy disfruta de un pacto de 136 millones de dólares con los Cachorros y cuya figura se encuentra actualmente en la palestra, no porque vaya a renegociar su contrato o jugar con su equipo las Estrellas Orientales. El caso que compete es el virtual reclamo de la maternidad que hace la señora Andrea Soriano y Beatico de Jesús, ambos residentes en Licey, Villa Mella.
Con risas, expresiones como “Esa mujer debe estar enferma”. “Que busque su Soriano por otra parte porque este Alfonso es nuestro”, externaron hermanos, tías, vecinos, profesor y amigos de infancia del jugador, a quien desde pequeño observaban corretear, practicar al béisbol, volar chichigua, jugar con gallinas e irse con su abuelo a buscar leche u otros alimentos montado en un burro.
“Si a ella se le perdió su hijo, éste no es Alfonso, no es mi kinder”, sobrenombre con el que era conocido Soriano, cuyas travesuras llamaban de inmediato la atención porque correteaba las gallinas, adoraba tirar piedras y jugar pelota. “Estamos cien por ciento seguros que Alfonso es de aquí, no sé de donde han querido sacar esta historia, a él lo vimos, nacer, gatear, caminar y crecer en el barrio”, dijo el abogado y periodista Juan Ramón De la Rosa, un amigo de infancia de la familia y quien al igual que todos ha reaccionado con extrañeza ante este rumor que se ha apoderado de gran parte de la población.
Incluso, instó a que le preguntaran a cada uno de los vecinos para que externen si conocen al pelotero, quien estudió en la escuela Villa Caridad y todavía mantiene la costumbre de hacer una fiesta cada año a los estudiantes que crecieron junto a él en el centro de estudios. Cuando iba a firmar para Hiroshima Toyo Carp, Alfonso le pidió al dirigente César Gerónimo que lo dejara culminar sus estudios.
“He escuchado sobre este hecho, no se de donde ellos quieren sacar esa historia, tampoco sé que buscan con Alfonso, si a ellos se les perdió su hijo que lo busquen en otro lugar”, expresó Federico, tercer hermano del pelotero. Federico expresó que hace cerca de un mes supieron de este rumor cuando una oficial visitó la casa materna en San Pedro de Macorís y le informó sobre el asunto, empero ellos conversaron con los abogados del pelotero para que se encargaran de resolver este asunto. Tanto Federico (Orioles), como Julio (Bravos) el otro hermano de Alfonso firmaron para el profesionalismo, pues el tío de los tres, Hilario fue un buen receptor defensivo, que jugó con el Licey en la pelota dominicana.
A seguidas expuso: “no es verdad que Alfonso viajó a Panama cuando tenía once años, pues la primera ocasión que salió de San Pedro de Macorís fue en 1996 cuando Hiroshima actuó en la serie final contra los Azulejos de Toronto y tuvieron que jugar en Villa Mella”.
Era el cuarto retoño de Andrea, quien había quedado en embarazo al mismo tiempo que su eterna amiga Norma. Ambas caminaban, asistían al médico y hasta se tiraban al piso juntas a echar un siesta. En ocasiones eran acompañadas de una perra, que al igual que las damas se encontraba en estado de gestación.
Desde ahí queda marcada la historia de Alfonso Soriano, el mismo que hoy disfruta de un pacto de 136 millones de dólares con los Cachorros y cuya figura se encuentra actualmente en la palestra, no porque vaya a renegociar su contrato o jugar con su equipo las Estrellas Orientales. El caso que compete es el virtual reclamo de la maternidad que hace la señora Andrea Soriano y Beatico de Jesús, ambos residentes en Licey, Villa Mella.
Con risas, expresiones como “Esa mujer debe estar enferma”. “Que busque su Soriano por otra parte porque este Alfonso es nuestro”, externaron hermanos, tías, vecinos, profesor y amigos de infancia del jugador, a quien desde pequeño observaban corretear, practicar al béisbol, volar chichigua, jugar con gallinas e irse con su abuelo a buscar leche u otros alimentos montado en un burro.
“Si a ella se le perdió su hijo, éste no es Alfonso, no es mi kinder”, sobrenombre con el que era conocido Soriano, cuyas travesuras llamaban de inmediato la atención porque correteaba las gallinas, adoraba tirar piedras y jugar pelota. “Estamos cien por ciento seguros que Alfonso es de aquí, no sé de donde han querido sacar esta historia, a él lo vimos, nacer, gatear, caminar y crecer en el barrio”, dijo el abogado y periodista Juan Ramón De la Rosa, un amigo de infancia de la familia y quien al igual que todos ha reaccionado con extrañeza ante este rumor que se ha apoderado de gran parte de la población.
Incluso, instó a que le preguntaran a cada uno de los vecinos para que externen si conocen al pelotero, quien estudió en la escuela Villa Caridad y todavía mantiene la costumbre de hacer una fiesta cada año a los estudiantes que crecieron junto a él en el centro de estudios. Cuando iba a firmar para Hiroshima Toyo Carp, Alfonso le pidió al dirigente César Gerónimo que lo dejara culminar sus estudios.
“He escuchado sobre este hecho, no se de donde ellos quieren sacar esa historia, tampoco sé que buscan con Alfonso, si a ellos se les perdió su hijo que lo busquen en otro lugar”, expresó Federico, tercer hermano del pelotero. Federico expresó que hace cerca de un mes supieron de este rumor cuando una oficial visitó la casa materna en San Pedro de Macorís y le informó sobre el asunto, empero ellos conversaron con los abogados del pelotero para que se encargaran de resolver este asunto. Tanto Federico (Orioles), como Julio (Bravos) el otro hermano de Alfonso firmaron para el profesionalismo, pues el tío de los tres, Hilario fue un buen receptor defensivo, que jugó con el Licey en la pelota dominicana.
A seguidas expuso: “no es verdad que Alfonso viajó a Panama cuando tenía once años, pues la primera ocasión que salió de San Pedro de Macorís fue en 1996 cuando Hiroshima actuó en la serie final contra los Azulejos de Toronto y tuvieron que jugar en Villa Mella”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario