NUEVA YORK._ ¿Quién fue el último en violarla? La señora Rita Milla, una hispana que fue abusada sexualmente por siete sacerdotes católicos de la arquidiócesis de Los Angeles, California y que ahora concluye triunfalmente una tediosa batalla legal de 23 años en las cortes que le pone en su cuenta medio millón de dólares, dinero con el que según ella, de momento, no sabe qué hacer, no recuerda en medio de las brumas de los traumas que no dejan de agobiarle, quien fue el último en abusarla.
Todos los abusos contaron con la abierta complicidad del entonces obispo de Los Angeles John Ward, quien es hoy el Cardenal.
Milla que ya cumplió los 46 años de edad, pasó la mitad de su vida enfrentándose a la poderosa iglesia católica en una desigual guerra jurídica que la situó en escenarios de diferentes tribunales.
“20 años no es nada, si febril la mirada…”, decía el compositor Lepera a través de Carlos Gardel, pero para la latina, es como si ese tiempo no hubiera transcurrido. Y en más de dos décadas soportando abusos, sufrimientos, chantajes, ofrecimientos para que desistiera de la búsqueda de la justicia y callara para siempre, finalmente Rita ganó la batalla.
La demanda fue interpuesta en 1984 contra los siete abusadores sexuales con sotanas y los que gozaron de la juventud y la belleza de Rita por la fuerza, cuando ella apenas tenía 16 años.
Todos los abusos contaron con la abierta complicidad del entonces obispo de Los Angeles John Ward, quien es hoy el Cardenal.
Milla que ya cumplió los 46 años de edad, pasó la mitad de su vida enfrentándose a la poderosa iglesia católica en una desigual guerra jurídica que la situó en escenarios de diferentes tribunales.
“20 años no es nada, si febril la mirada…”, decía el compositor Lepera a través de Carlos Gardel, pero para la latina, es como si ese tiempo no hubiera transcurrido. Y en más de dos décadas soportando abusos, sufrimientos, chantajes, ofrecimientos para que desistiera de la búsqueda de la justicia y callara para siempre, finalmente Rita ganó la batalla.
La demanda fue interpuesta en 1984 contra los siete abusadores sexuales con sotanas y los que gozaron de la juventud y la belleza de Rita por la fuerza, cuando ella apenas tenía 16 años.
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